jueves, 7 de enero de 2010

AHHH TROPEA BELLA

El centro historico de Tropea tiene el encanto de los pueblos perdidos en el tiempo... sus calles desniveladas de piedra, sus multiples escalas y sus increibles historias,contando con diferentes museos y galerías, que albergan numerosas exposiciones de arte y en un día claro se puede ver Sicilia y las islas Eole o Liparo, grupo de islotes entre los que se encuentra el volcán Strómboli.
No obstante a pesar de que en el verano el área es un enjambre de turistas, sigue siendo posible escapar a la muchedumbre y encontrar una pequeña ensenada más intima, desde donde observar la puesta de sol o disfrutar del mar turquesa.

Como todo Centro al que debe perservarse la prohibicion de circular con autos es terminante, el recorrido es a pie al igual que fuera del Centro donde no hay buses, ni colectivos de linea alguna a excepcion de automoviles particulares y un tren que pasa dos veces al dia.
Tropea yace en la cima de un acantilado y decir pomposamente que es un jardin al mar es no exagerar un ápice.
Hay muchos restaurantes y hoteles encantadores (también en los alrededores), cafés y negocios donde se pueden comprar productos alimenticios frescos y artesanías locales. Esto en verano porque en invierno la actividad se reduce y el panorama bullicioso del turismo desaparece. La poblacion estable no tiene mucho para divertirse ya que no hay cines ni centros de baile volcandose a actividades culturales, a reuniones familiares y a esperar el verano.

Tierra adentro, la zona presenta otro aspecto; no contaminado todavía por el turismo masivo, los pequeños pueblo de montaña como Coccorino parecen salidos del siglo XVII. Las casas de este pueblito tienen a menudo terrazas de madera, en las cuales los residentes ponen a secar sus fichi d'India (peras espinosas) al sol, y todavía se autoabastecen en muchas de sus necesidades; el pan, por ejemplo, todavía se cocina en los hornos tradicionales en forma de pirámide, recorrerlo es como un viaje al pasado


UN POQUITO DE HISTORIA

En algún momento Tropea fué un rico centro comercial, la llegada de los invasores franceses en el siglo XIX marcó el comienzo de una larga decadencia, que sólo recientemente, gracias al turismo, ha logrado revertir.

Para protegerse contra las incursiones de los Sarracenos, Tropea fue reconstruida en el siglo XIII en su actual locación, encaramada dramáticamente en un acantilado de rocas calcáreas sobre el mar. A lo largo de los siglos, los continuos terremotos causaron un daño significativo a la ciudad, que los residentes reconstruían después de cada desastre directamente sobre las ruinas, como demostraron las excavaciones arqueológicas del siglo XIX.

Luego del terrible terremoto de 1783, el gobierno de Nápoles envió al ingeniero Ermenegildo Sintes para revisar el plan urbano de la ciudad. Él despejó varias de las embarulladas áreas de la ciudad para hacer rutas de escape más fáciles durante los períodos de actividad sísmica, y decidió reducir la altura de algunas torres a niveles más seguros. A pesar de esta "apertura" de la ciudad, todavía se encuentran algunos de los estrechos pasajes originales.

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